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Las balas ballenas y lolenas y los delfines se ven especialmente afectados por la contaminación acústica. Estos mamíferos marinos dependen de la ecolocalización para comunicarse, navegar, alimentarse y encontrar pareja, y el exceso de ruido interfiere con su capacidad de ecolocalización efectiva. Algunos de los ruidos submarinos más fuertes provienen de los dispositivos de sonar navales vales.