la hipótesis en que estaba trabajando últimamente era, con mucho, la más enajenada: la humanidad se negaba a hablar con él, porque él, en algún momento, la había ofendido. ¿Cómo? Eso seguía siendo un enigma, pero no cabía duda de que se trataba de un gran pecado, algo tan atroz que el Hombre decidió volverle la espalda. Y, de esa sencilla manera, Geosat había descubierto la religión y la paranoia.” (César Mallorquí, El rebaño)