Answer:
En pocos lugares de Estados Unidos se recuerdan los acontecimientos del pasado como en el sur profundo. El romanticismo agrario de principios del siglo XIX, en buena parte motivado por un enamoramiento de las élites literarias sureñas con Walter Scott y la cobertura ideológica que su mundo imaginario de señores heroicos y siervos fieles daba a las estructuras esclavistas de opresión, era el terreno fértil para que la derrota de los estados secesionistas durante la guerra civil se transformase en una casi religiosa reverencia por la causa perdida, Robert E. Lee y sus generales o el camino a Tara. Mitad nostalgia, mitad catarsis, William Faulkner resumió mejor que nadie el peso de esta memoria en Yoknapatawpha County: “The past is never dead. It's not even past.”
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