164k views
4 votes
Un cuento que tenga estas palabras TENIA. ANAFRE. COMAL. FREIA. GORDITAS. MANTECA. SACABAN. VIEJITAS. NATILLAS. CASUELITAS. TEJOCOTES. CHAMPURADO. PREGONES. VENDÍAN. MELCOCHA. CUBETAS. CHICHICUILOTES. MEZCAL. AGUAMIEL. NONANTZIN. De Una hoja conpleta

User Alder
by
8.3k points

1 Answer

3 votes

Érase una vez en un pequeño pueblo de México, vivía una abuelita llamada Doña Rosa. Tenía una cocina humilde pero acogedora, donde siempre se encontraba un anafre encendido y un comal caliente. Doña Rosa era conocida en el pueblo por sus deliciosas gorditas de maíz, las cuales freía con maestría en manteca de cerdo.

Cada mañana, la abuelita se levantaba temprano y sacaba su comal de cobre brillante. Preparaba la masa de maíz con esmero, agregando la cantidad perfecta de agua y sal. Luego, formaba las gorditas y las colocaba en el comal caliente, donde las freía lentamente hasta que quedaban doraditas y crujientes.

Las gorditas de Doña Rosa eran tan deliciosas que todos los días se formaba una fila de viejitas y niños ansiosos frente a su humilde cocina. Mientras las gorditas se cocinaban, la abuelita preparaba unas natillas dulces y calientitas, en pequeñas casuelitas de barro. También ofrecía tejocotes escarchados y un reconfortante champurrado de chocolate caliente, aromático y espeso.

Doña Rosa, con su voz dulce y amable, llamaba a los clientes con pregones alegres: "¡Gorditas calientitas! ¡Natillas caseritas! ¡Champurrado de cacao ancestral! ¡Vengan y prueben estas delicias!" La gente se acercaba y compraba sus productos, mientras ella sonreía y les contaba historias de antaño.

Las tardes pasaban entre la risa de los niños y el aroma tentador que salía de la cocina de Doña Rosa. Las melcochas caseras se derretían en cubetas de cobre, listas para ser disfrutadas por grandes y chicos. Y en las esquinas, los chichicuilotes, coloridos dulces de azúcar, eran vendidos por vendedores ambulantes.

En algunas ocasiones especiales, Doña Rosa sacaba su mezcal de agave y su aguamiel, para brindar con los vecinos en honor a Nonantzin, la patrona del pueblo. Todos se reunían en la plaza central, cantaban y bailaban al son de la música tradicional, y compartían el amor por la comida y las tradiciones ancestrales.

Así, la cocina de Doña Rosa se convirtió en el corazón de aquel pueblo, un lugar donde las historias se contaban entre fogones, y donde los sabores ancestrales perduraban. La abuelita, con su amor y dedicación, dejó una huella imborrable en las vidas de aquellos que probaban sus gorditas, sus natillas y todas las delicias que con tanto amor preparaba en su anafre y su comal.

User Funilrys
by
8.5k points

Related questions

2 answers
3 votes
12.0k views
asked Dec 23, 2022 119k views
AeJey asked Dec 23, 2022
by AeJey
8.3k points
1 answer
2 votes
119k views