Answer:
bruñido
El aliento, el bruñido.
El carbón tiene un brillo propio, un lustre, un bruñido.
Tan negro como el perro, bruñido y reluciente, sin mácula.
El conde se miró en el bruñido espejo y se encontró favorecido.
ninfas
Las Ninfas que en el suelo.
Masuna legión de ninfas y.
Pero, ¿qué ninfas son esas?
De ninfas entra; y el alegre giro.
De las silvestres Ninfas en el era.
divanes
Luego se instalaron en los divanes.
Otros, estaban sentados en butacas y divanes.
Sólo veía divanes bajos y cojines en el suelo.
Estaba encima de un armario, entre los dos divanes.
Los divanes Récamier no son camillas muy confortables.
emporios
Chalupas de hierro llevaban borrosas gentes hacia remotos emporios.
Tanta prosperidad, los emporios consagrados a los quesos, cintas, muebles Shaker, produce una especie de protección.
Los sultanes otomanos acabarían confinándolas progresivamente en el Mediterráneo occidental, arrancándoles de sus manos los bastiones y emporios comerciales de Crimea, Creta y de las islas griegas.
Los resultados de esta alteración fueron desastrosos: los emporios comerciales que hasta entonces habían disfrutado del monopolio de tan lucrativo comercio —venecianos, genoveses, incluso catalanes— se arruinaron de la noche a la mañana.
Sin embargo, los habitantes del Barrio Francés, bendecidos por la tenacidad y el sentido práctico norteamericanos, probablemente se entreguen en este momento afanosamente a igualar y sobrepasar en variedad e imaginación las diversiones de que gozan los residentes de esos otros emporios mundiales de la degradación humana
cañamo
plomiza
Asomó una lengua plomiza entre las barricadas de los labios.
El anillo de oro del dedo amputado brilló con la luz plomiza de la ventana.
Y aunque se había prometido no volver la cabeza, no pudo dejar de mirar atrás para ver si alguien lo seguía, examinando al mismo tiempo la superficie plomiza del estanque.
No lo entendía ni él, pero lo descubrió enseguida, una mañana de perros, plomiza y fría, mientras sus botas se hundían en el barro de la Universitaria y una llovizna helada, insoportable, le hacía daño en la cara.
Reflexionaba sobre lo que iba a decir, o hacer, en La Fresneda, cuando dejamos atrás el estanque -una mancha plomiza entrevista tras las ramas de los árboles- y distinguí, todavía lejos, el tejado flamenco en forma de escalones del pabellón real.
cupula
Al desván de la cúpula.
Saltador se giro hacia la cupula-.
Quien intentó romper la cúpula.
La luz de la cúpula del Capitolio.
Saltador se giró hacia la cúpula.