La función social de la poesía radica en su capacidad de servir como medio evocador para la expresión de emociones, pensamientos y experiencias humanas complejas.
En el arte, a través de un lenguaje elaborado e imágenes vívidas, la poesía captura la esencia de la condición humana, permitiendo a los individuos conectarse con sus propios sentimientos y los de los demás en un nivel profundo y visceral.
Actúa como un espejo que refleja las complejidades de nuestra humanidad compartida, ofreciendo consuelo, catarsis y comprensión de los innumerables aspectos de nuestras vidas que a menudo escapan a una simple descripción.
También puede servir como una poderosa herramienta para el comentario y la crítica social, destacando cuestiones urgentes, desafiando el status quo y fomentando la empatía y la comprensión entre comunidades diversas.