El narrador del cuento "Como la vida misma" de Rosa Montero comienza la narración con una actitud de calma y resignación.
Se encuentra atrapado en un atasco de tráfico y sabe que llegará tarde a su cita. Sin embargo, no se muestra demasiado preocupado por ello. Incluso hace un comentario irónico sobre la situación: "Hoy no llego, pero tampoco pasa nada".
A medida que el atasco se prolonga, la actitud del narrador comienza a cambiar. Se va volviendo cada vez más irritable y ansioso. Comienza a pensar en todas las cosas que podría estar haciendo si no estuviera atrapado en el tráfico. También comienza a culpar a los demás conductores por la situación.
El punto de inflexión de la narración se produce cuando el narrador intenta adelantar a un coche rojo. El coche rojo se niega a dejarle pasar y el narrador pierde los nervios. Le grita al conductor y lo amenaza.