Fueron a Buenos Aires ayer.
Eran las doce.
Había mucha gente en la calle.
A las doce y media, Tomás y yo entrábamos en el restaurante Tárcoles.
Todos los días yo almorcé con Tomás al mediodía.
El camarero llegaba inmediatamente con el menú.
Nosotros empezábamos a leerlo.
Yo pedí el pescado.
De repente, el camarero volvía a nuestra mesa.
Y nos daba una mala noticia.
Desafortunadamente, no tenían más pescado.
Por eso Tomás y yo decidimos comer en otro lugar.
Llovió cuando salíamos del restaurante.
Así que regresamos al restaurante Tárcoles.
Esta vez, pedí arroz con pollo.