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El estado de emergencia por el coronavirus ha impuesto una situación inusual en la mayor parte del mundo civilizado: ha obligado al confinamiento de miles de millones de personas, con el objetivo de frenar la circulación del virus y así reducir la tasa de contagios, frenando la escalada de muertes que esta enfermedad ha causado.
Ahora bien, el confinamiento ha alterado las dinámicas laborales y domésticas en toda la sociedad: ha llevado a la suspensión y el desempleo de millones de trabajadores, mientras los mas afortunados comenzaron a desarrollar sus empleos a través del teletrabajo. Esto ha modificado las relaciones interpersonales a nivel laboral, pero mayormente a nivel doméstico, ya que las personas pasan todo su tiempo en sus hogares, en vez de mantener un ritmo de vida rutinario con salidas constantes de su domicilio.
En este contexto, es necesario el compromiso y el desarrollo de acuerdos que propendan a evitar posibles conflictos. Estos compromisos deben basarse en criterios democráticos y equitativos, que puedan imponer un manto de justicia e igualdad en las tareas domesticas y el uso de los determinados espacios y cosas del hogar.
En ese sentido, un compromiso democrático que pudiese pactarse en medio del confinamiento por coronavirus sería la división democrática y equitativa de las tareas del hogar, utilizando un medio de selección neutro e imparcial como pudiera serlo un sorteo, donde todos y cada uno de los miembros de un hogar asumieran responsabilidades que propendan al bien común de la familia.