Nacido en La Habana, Cuba, José Julián Martí y Pérez era hijo de inmigrantes españoles pobres. Gracias a la ayuda de su maestro, pudo ir a la escuela secundaria justo en el momento en que comenzó la Guerra de los Diez Años, la primera lucha de Cuba por la independencia. Martí se comprometió rápidamente con la causa, publicando su primer periódico, La Patria Libre, en 1869. Pronto fue arrestado por denunciar a un compañero de clase proespañol y fue condenado a seis años de trabajos forzados.
Liberado a los pocos meses, Martí inició el exilio que caracterizaría la mayor parte del resto de su vida. Fue a España donde publicó El presidio político en Cuba, un conmovedor ataque a las cárceles cubanas. Recibió su educación universitaria en Madrid y Zaragoza y luego regresó a América.
Desde 1881 hasta su fatídico regreso a Cuba en 1895, Martí pasó gran parte de su tiempo en Nueva York. Informó sobre la vida en los Estados Unidos para muchos periódicos de América Latina, incluidos Opinión Nacional (Caracas) y La Nación (Buenos Aires). Escribió de todo, desde una revista para niños (Edad de Oro) hasta poesía (Versos sencillos, 1891), hasta ensayos sobre la naturaleza de los Estados Unidos que admiraba por su energía e industria, así como a sus notables estadistas, en particular los redactores de la Constitución. Sin embargo, denunció su actitud imperialista hacia sus vecinos del sur.
Sin embargo, a pesar de su ajetreada carrera literaria, pasó gran parte de su tiempo planeando la segunda lucha cubana por la independencia. Insistió en que la próxima guerra debería ser corta (para evitar la intervención de Estados Unidos) y luchó con un "método y espíritu republicano" (para prevenir la posibilidad de una dictadura militar). En 1892 fundó el Partido Revolucionario Cubano para organizar la lucha venidera. A principios de 1895, sus preparativos estaban completos. Zarparía con los generales de la última lucha y provisiones considerables de Fernandina Beach, Florida.
Luego, las autoridades estadounidenses incautaron los barcos justo cuando estaban a punto de zarpar. Martí llegó a Cuba sin ninguna autoridad especial y sin forma de controlar a los generales. Fue asesinado en una pequeña escaramuza ni siquiera dos semanas después de su llegada.
Fue sólo en las décadas de 1920 y 1930 que Martí fue acogido por una nueva generación de cubanos nacionalistas como "el apóstol", y también apreciado por muchos otros latinoamericanos. Como señaló el gran poeta nicaragüense Rubén Darío, Martí pertenecía a "toda una raza, todo un continente".
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